Es necesario poner en palabras lo que no es obvio, lo que necesita explicación. Sabe usted cuan bipolar puedo llegar a ser y usted fue víctima de ello (varias veces). Usted llegó a mi vida por casualidad y no por casualidad se fue. Empecé a sentir que con usted estaba volviendo a pasar por caminos ya recorridos de los cuales había decidido abandonar paulatinamente: la superficialidad en torno al ambiente gay, la soledad ahogada en tragos fondo blanco, el nudo en la garganta neutralizado por el cigarrillo y cuerpos desabridos que lograban cierta reacción que me recordaba estar vivo. No es que usted representara todo ello ¡usted representa muchísimo más! simplemente necesitaba alejarme, darle un respiro a mi vida. Vaya que me sirvió.
Sin embargo, no es necesario poner en palabras la alegría que sentí cuando lo encontré de nuevo. Sabía que lo volvería a ver más pronto que tarde, pero no había hecho ningún esfuerzo para que eso pasará. Ese día sentí que tenia que verlo otra vez y fui al bar. Lo vi, le "di un toque", me vio, nos abrazamos, nos gritamos !qué delicia! ¡qué cosa tan buena! mejor dicho, que cosa más linda la que invadió mi corazón.
Lo veo diferente. Me alegra mucho su explosión de seguridad, su madurez, su energía vital. Me encanta sentir que camino con un hermano, me emociona cada que hay algo que demuestra cuan parecidos somos y me hace sonreír "perseguir pavimentos" con nuestras gemelas botas.
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